Cuando mi hermano me dijo que su ordenador estaba empezando a dar problemas supe que en breve se acabaría comprando la mejor torre del mercado, o una de las mejores, porque cuando se trata de ordenadores, y sobre todo de tecnología, puedo decir que mi hermano es una víctima del capitalismo consumista que inunda este país y casi todo el planeta.
Mi herramienta de trabajo es un ordenador y estoy hasta las narices de arreglarlo, solventar errores de ofimática como puedo y cambiar piezas, todo esto me ha llevado a ser una especie de “informática amateur” que no pretende quitarle el puesto a nadie, ni dárselas de nada, pero que entiende de este tema un poco más que la mayoría de usuarios.
Cuando un ordenador se queda obsoleto no hay nada que hacer. Recuerdo que antes tenía un ordenador con una placa base que había dejado de fabricarse hacer tantísimo tiempo que para conseguir tarjetas gráficas, de audio o memorias RAM compatibles me volvía loca. A última hora tenía que pagar tantísimo por una nueva memoria RAM que cuando me empezó a fallar los 4GB que tenía en activo decidí que era momento de cambiar de ordenador. Y es que una memoria RAM normalita de 4GB te puede salir por un precio medio de 30 euros pero, en mi caso, tenía que pedirla por Amazon a un proveedor que no conocía de nada (asiático) y me salía por la friolera de unos 120 euros.
Llega un momento en el que todos estamos de acuerdo en que ya no merece la pena seguir alargando la vida de tu PC así que si tienes la posibilidad económica de hacerlo, es mejor ir mirando una nueva torre con todos sus componentes para comprarla lo antes posible.
Pero eso es una cosa, y otra muy distinta es que a la mínima que te dé un fallo el ordenador decidas tirarlo a la basura (hay que promover basura tecnológica 0 así que por favor, reciclad), o que cuando te compres el nuevo ordenador decidas ir a por todas dejándote un dineral en algo a lo que no le vas a sacar rendimiento.
Un Bugatti para el barrio
Voy a centrarme ahora en el punto anterior. Imaginad que vais a compraros un coche, pero sabéis de sobra que solo lo vais a utilizar en ciudad, donde no puedes sobrepasar los 50km/h pero, como te encantan los coches, decides comprarte un Bugatti Chiron que ahora mismo puede llegar a alcanzar los 420km/h y tiene un precio de 2,4 millones de euros.
Todos estamos de acuerdo en que el coche es una pasada y los “millonetis” podrán comprarse ese y otros tantos de la misma gama pero para el uso real, de un trabajador de clase media, o incluso de clase alta, es un vehículo al que no se le va a sacar rendimiento y que, por lo tanto, no se va a utilizar como el propio coche merece.
¿Os imagináis a vuestro vecino con un Bugatti Chiron conduciendo a 50km/h por el barrio y utilizándolo solo para ir a comprar al Carrefour, salir a pasear o ir de restaurante? Si me pongo en situación y me lo imagino ya puedo ver los comentarios que se oirían: “Menudo cochazo, pero no sé para qué quiere tanto coche” y similares (siendo buena).
Pues con los ordenadores pasa algo similar. Hay quien se compra un ordenador pepino, que es como yo llamo a esos ordenadores impresionantes que si te descuidas te hacen la comida y todo, pero luego solo lo usan para cotillear en Internet y bajarse alguna película o serie. Yo, ante este tipo de compra absurda pienso lo mismo que pensaría del Bugatti: “menudo PC, pero no sé para qué quiere tanto ordenador”.
Yo soy de las que piensa que cada usuario necesita un tipo de máquina dependiendo del uso que vaya a darle. Por ejemplo, ¿para qué narices iba a querer yo una gráfica de más de mil euros si luego solo uso el ordenador para escribir, usar Internet e investigar un poco de vez en cuando? Ese tipo de gráficas, así como algunas tarjetas de audio carísimas, solo tienen sentido para un ordenador que se ha ideado con un fin concreto: para un gamer o para un experto en montaje de vídeo.
Si eres un gamer y te pasas la vida jugando, e incluso tal vez te ganas la vida con los videojuegos (bien como influencer o por profesión), es normal que necesites una tarjeta gráfica de ese calibre y que inviertas lo que haga falta en ella pero, de lo contrario, con una gráfica de 150 euros tendrás más que suficiente.
Conclusión: ¿para qué gastarte 3.000 euros en un ordenador de última generación si con uno de 800 vas a conseguir el mismo resultado?
Un ordenador bueno actualmente puede salirte por unos 800 euros de media (solo la torre) y para el usuario medio será más que suficiente. De hecho, si al usuario medio lo sentamos delante de dos ordenadores (uno de 800 y otro de 3000) es posible que no note las diferencias porque no va a usar ningún programa que necesite de la capacidad suficiente como para que el económico se quede corto. En otras palabras, el que se gasta más es porque quiere.
Ordenadores reacondicionados
Y ahora llegamos al mejor punto de los que quería tratar en este artículo. Si hay ordenadores que cuestan 3.000 euros y que son tan “pepino” que un usuario medio jamás podría sacarles rendimiento ¿no sería interesante que cuando un profesional se deshiciera de este tipo de ordenadores un usuario medio pudiera usarlo para su trabajo, afición u ocio?
Los ordenadores reacondicionados no solo son ordenadores que descartaron por defectos y que luego un técnico arregla para revender a un precio más económico que si fuera nuevo, también son ordenadores que han dado un uso excelente a alguien por un periodo de tiempo más o menos corto y que, una vez que se comprueba que su rendimiento sigue intacto, pueden ser la opción perfecta para el usuario medio al que le sobra con las características que tiene.
En mi empresa llevamos años comprando este tipo de ordenadores todo en uno reacondicionados, y estos ordenadores portátil HP reacondicionados para no tener que pagar un precio desorbitado por uno nuevo cuando estos nos dan un resultado excelente por un precio menor y además con el beneficio de que ayudamos al planeta al entrar en la llamada economía circular.
La economía circular es la que debería funcionar actualmente en todo el planeta. Se trata de un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende. En la práctica, implica reducir los residuos al mínimo. Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible. Estos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional.
Avanzar hacia una economía más circular podría generar beneficios como reducir la presión sobre el medioambiente, mejorar la seguridad de suministro de materias primas, estimular la competitividad, la innovación, el crecimiento económico (un 0,5% adicional del PIB) y el empleo (se crearían unos 700.000 trabajos solo en la UE de cara a 2030).
Por todo esto, y sabiendo que siempre hay un tipo de PC concreto para cada usuario ¿no crees que merece la pena informarte bien de lo que necesitas y limitarte a ello en lugar de comprar todo lo nuevo, lo mejor y lo más bonito? ¿Qué opinas?